La reforma energética de la que nadie quiere hablar
Es un tema polémico que parece caminar en dos vías: por un lado, la iniciativa de reforma energética que se discute en el Congreso abre la posibilidad de que el capital privado participe en áreas de petroquímica y exploración de gas y petróleo, que durante décadas se han mantenido reservadas para el Estado.
Pero al mismo tiempo, en sus discursos y entrevistas líderes de partidos, diputados, senadores y funcionarios evaden hablar directamente de esta posibilidad.
Así, la reforma energética se ha convertido en un tema tabú, coinciden especialistas, pues se trata de uno de los aspectos más polémicos de la historia del país.
Los mexicanos, señalan encuestas de empresas de opinión pública, están mayoritariamente a favor de que la paraestatal Petróleos Mexicanos (Pemex) mejore su desempeño.
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"No es nada popular lo que están haciendo, por eso no quieren hablar de ello, porque a la gente no le hace ninguna gracia"
Pero al mismo tiempo una encuesta del Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública (CESOP) de la Cámara de Diputados señala que el 54% de los mexicanos se oponen a la entrada de capital privado en la paraestatal.
"Nada popular"
Por eso la cautela de los políticos y funcionarios al abordar el tema, especialmente ahora que se pretende aprobar una reforma energética, le dice a BBC Mundo el especialista Antonio Gershenson.
"No es nada popular lo que están haciendo, por eso no quieren hablar de ello porque a la gente no le hace ninguna gracia, es toda una historia desde por lo menos 1938 para acá", indica.
Ese año, el entonces presidente Lázaro Cárdenas ordenó la expropiación de la industria petrolera que en esa época se encontraba en manos de compañías extranjeras, sobre todo británicas y estadounidenses.
Desde ese momento, prácticamente todos los mexicanos aprendieron en las escuelas que esa decisión representa el acontecimiento histórico más importante después de la Revolución que inició en 1910, e incluso algunos afirman que se trata de un asunto de identidad nacional.
Pero ciertamente el tema va más allá del patriotismo. Según el gubernamental Instituto Nacional de Estadísticas y Geografía (Inegi), entre el 35% y el 37% de los recursos fiscales provienen de Pemex, cuyo valor en el mercado equivale al 10% del Producto Interno Bruto del país.
De ahí proviene una parte del rechazo a la participación de capitales privados en la industria energética: el miedo a perder la renta petrolera.
El secretario de Hacienda, Luis Videgaray, ha dicho que esa posibilidad no existe. "No habrá privatización de Pemex, no habrá privatización de las reservas ni de la renta petrolera", insiste.
El analista Gershenson dice que sólo son palabras, pues lo que se discute en el Congreso es muy distinto. "El discurso puede ser otra cosa, pero lo que se vota y los cambios que se quieren hacer a la Constitución sí van en el sentido de privatizar".
Costos
Un elemento más en la polémica es el costo político que representa apoyar la participación de capitales privados en Pemex, añade. "Quedan con un sello ante la gente que no quieren tener", subraya.
"No habrá privatización de Pemex, no habrá privatización de las reservas ni de la renta petrolera"
Algo que entienden algunas organizaciones políticas, pero que en este momento decidieron correr el riesgo, dicen especialistas.
Un ejemplo es el gobernante Partido Revolucionario Institucional (PRI), que hasta hace unos meses conservó en sus estatutos la prohibición de permitir la participación de capital privado en Pemex.
Los documentos se cambiaron tras recuperar el gobierno del país, e incluso el presidente Enrique Peña Nieto reconoció que asumirá el costo político que implican las reformas que ha impulsado, como la educativa, de hacienda y ahora la energética.
Por lo pronto, en el debate político algunos como Gustavo Madero, presidente del conservador Partido Acción Nacional (PAN), y el Consejo Coordinador Empresarial (CCE) piden que el tema se aborde "sin tabúes".
"Discutamos con responsabilidad y dejemos atrás las posturas irreconciliables", insiste Pablo Castañón, presidente del Consejo.
A pesar de la invitación, algunos como el senador David Penchyna prefieren conservar la cautela. Horas antes de que iniciara el primer debate legislativo en el Senado, insistió en que la industria energética no será privada. Pemex, dijo, seguirá siendo "100% mexicano".