La economía del mundo sin China

La economía del mundo sin China


¿Está la economía china a punto de colapsar? Un país cargado de deudas, con burbujas inmobiliarias, empresas estatales zombi y bancos en dificultades, a China se la describe cada vez más como el próximo desastre. Sigo convencido de que esos temores son exagerados, y de que China tiene la estrategia, los medios y la determinación para lograr una dramática transformación estructural hacia una sociedad de consumo basada en servicios, a pesar de la situación desfavorable del ciclo económico mundial. Pero mi opinión es minoritaria. El secretario del Tesoro de los Estados Unidos, Jacob J. Lew, sigue expresando la idea bastante desconcertante de que Estados Unidos “no puede ser el único motor de la economía mundial”. Y en realidad, no lo es: todo indica que este año el aporte de la economía china al crecimiento global será más de cuatro veces superior al de Estados Unidos. Tal vez, al hacer su evaluación de la economía mundial, Lew ya supone lo peor para China. ¿Y si los que dudan de China están en lo cierto? ¿Si la economía china realmente se viene abajo, si su tasa de crecimiento cae hasta la parte baja de la zona de un dígito, o incluso a territorio negativo, como le ocurriría a la mayoría de las economías en crisis? China sufriría, sin duda, pero también sufriría la ya vacilante economía mundial. Dado el nivel de inquietud vale la pena estudiarlo en detalle. Para empezar, si no fuera por China, la economía mundial ya estaría en recesión. La tasa de crecimiento de China este año parece ir camino de alcanzar el 6,7% (bastante más que la mayoría de los pronósticos). Según el Fondo Monetario Internacional (árbitro oficial de las mediciones económicas globales), la economía china supone el 17,3% del PIB mundial. De modo que un incremento del 6,7% del PIB real chino se traslada a cerca de 1,2 puntos porcentuales de crecimiento mundial. De no estar China, habría que restar ese aporte a la estimación del FMI ( ya revisada a la baja) de que el crecimiento del PIB mundial en 2016 será 3,1%, lo que la hundiría hasta 1,9%, muy por debajo del umbral de 2,5% que normalmente se asocia con una recesión global. Ese sería solamente el efecto directo de la ausencia de China. Luego están los vínculos transfronterizos con otras grandes economías. Las economías proveedoras de recursos (en concreto, Australia, Nueva Zelanda, Canadá, Rusia y Brasil) serían afectadas. Como consumidora masiva de recursos, China transformó esas economías, que colectivamente equivalen a casi el 9% del PIB mundial. Si bien todas ellas aseguran tener estructuras económicas diversificadas que no dependen excesivamente de la demanda china de materias primas, los mercados de divisas dicen lo contrario: cada vez que se revisan los pronósticos de China (hacia arriba o abajo), los tipos de cambio se mueven en paralelo. Project Syndicate

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