Las empresas vuelven a endeudarse tras la crisis

La amenaza de quiebra de Abengoa, símbolo de innovación e internacionalización de la empresa española, ha recordado a los españoles que la burbuja que originó la crisis económica hace ya más de ocho años no fue sólo inmobiliaria. En 2007, cuando la deuda pública representaba el 41% del PIB, la deuda de las empresas alcanzaba el 193% de la riqueza nacional.
Es cierto que buena parte de ese pasivo estaba destinado a financiar proyectos promotores como los que lideraba por entonces Martinsa Fadesa, la empresa que en julio de 2008 presentó el mayor concurso de acreedores de la Historia. Pero también fue empleado para fomentar otras aventuras empresariales poco realistas que después complicaron aún más la travesía por el desierto de los años de crisis.
El Ibex 35 no fue ajeno a ese atracón de dinero fácil. Por el contrario, en aquellos años, empresas como Sacyr Vallehermoso se permitieron el lujo de adquirir participaciones de grupos estratégicos como Repsol.Y grandes multinacionales, como Telefónica, aceleraron unos planes de expansión internacional que con la llegada de la crisis tuvieron que detener en seco y replantear cuando la banca y los mercados cerraron el grifo del dinero fácil.
«El error de las empresas españolas fue no ver sus propias circunstancias y permitir que el ciclo financiero y el mercado dictasen sus decisiones de endeudamiento», explica el profesor de Dirección Financiera del IESE, José Luis Suárez. «Esto permitió un fuerte crecimiento que durante un tiempo se pensó que sería indefinido. Hasta que llegó el ciclo recesivo y se tuvieron que adoptar medidas duras contra del patrimonio de las propias empresas, como las desinversiones», añade.
La digestión de ese empacho de crédito ha sido lenta y dolorosa. Desde noviembre de 2007 -cuando el Ibex alcanzó su máximo histórico- hasta la fecha,las 35 mayores empresas de la Bolsa española han perdido 40.000 millones de euros de su valor, según datos del operador de la Bolsa española BME. En ese tiempo, las empresas nacionales (pymes incluidas) han tenido que recortar su deuda en 320.000 millones de euros (cifra que representa nada menos que el 32% del PIB). Un esfuerzo que, junto con el de las familias, ha colocado a España como el país que más ha reducido su deuda privada en ese periodo, de acuerdo con un reciente estudio elaborado por Afi para Funcas.
Sin embargo, la crisis de Abengoa prueba que el proceso de desapalancamiento todavía no ha llegado a su fin para muchas compañías. Sus problemas financieros han servido como recordatorio de los riesgos que entraña el endeudamiento, justo en el momento en el que las empresas españolas están volviendo a aumentar la deuda en sus balances al calor del apetito de la banca por volver a prestar dinero para resucitar su negocio.
Después de siete años de desapalancamiento, entre enero y septiembre, las firmas del Ibex volvieron a aumentar su deuda en más de un 7%, según se desprende de sus resultados semestrales. Este dato marca un punto de inflexión frente a años anteriores en los que la tendencia había sido justo la contraria: reducir el pasivo lo máximo posible.
Al calor de la recuperación de sus beneficios por la mejoría de sus ventas nacionales, algunas de las grandes empresas de la Bolsa española han vuelto a tirar de la deuda para financiar adquisiciones (como la compra de Talisman Energy por parte de Repsol o de Eroski por DIA), así como para llevar a cabo reestructuraciones (Indra).
Mientras, otras empresas del Ibex están aprovechando el momento para refinanciar su deuda ampliando los plazos de los vencimientos. Es el caso deTelefónica, Iberdrola, ACS o Acciona. Los expertos estiman que las multinacionales del selectivo han refinanciado en lo que va de año más de 27.000 millones de euros.
La vuelta del endeudamiento coincide en el tiempo con el cambio de actitud que ha tenido la banca en los últimos meses con la concesión de nuevos créditos. Es cierto que 2015 va a ser el primer año en el que las ventas domésticas impulsen los beneficios del Ibex 35. Pero también lo es que después de casi una década con el negocio de capa caída al sector financiero le urge mejorar sus márgenes para volver a generar ganancias para sus accionistas. Esta circunstancia hace que los expertos se pregunten si se está volviendo a cometer el error del pasado de acometer ambiciosos proyectos teniendo más en cuenta las necesidades de la banca que la estrategia empresarial.
«Se está concediendo financiación en muy buenas condiciones. Tanto es así quelos diferenciales no recogen del todo los riesgos de crédito. Hay algunas empresas que van a impagar y no se contempla ese riesgo. En cierto modo, estamos volviendo a cometer los mismos errores del pasado», reconoce el socio de Afi, Arturo Rojas. «Si la crisis de los países emergentes se traslada a las economías desarrolladas puede haber problemas», apostilla.
La amenaza de que el exceso de deuda empresarial vuelva a poner en jaque a la economía española fue destacada por el Fondo Monetario Internacional (FMI) en un informe difundido el pasado verano. El organismo con sede en Washington afirmó que por su alto apalancamiento, las compañías españolas y las italianas son todavía «vulnerables» a los posibles sustos que pueda dar la economía global.
El fuerte interés de la banca -y en especial de la española- por prestar a las empresas ha dado al traste con los planes del Gobierno de impulsar nuevas vías de financiación a través de los mercados de capitales o de iniciativas como elcrowdfunding para reducir la dependencia de las empresas a los bancos.
«En estos años, se ha ido produciendo una desbancarización en la medida que los mercados de capitales han sido más atractivos para las empresas que la financiación bancaria Pero, durante 2015, la financiación bancaria competitiva ha vuelto con fuerza, dado que la banca ha estrechado sus márgenes», explica a este periódico el responsable de Mercado de Capitales de Goldman Sachs, Jorge Alcover, que sigue operaciones de deuda corporativa desde Londres.
Y es que aunque tanto los grandes fondos, como el capital riesgo, están deseosos de invertir en bonos de empresas españolas, las condiciones que está dando la banca a las corporaciones son imposibles de mejorar para ellos, reconocen los expertos.
El hecho de que la deuda vuelva a engordar en los balances empresariales no parece preocupar a los inversores.Primero, porque a diferencia de lo que ocurría en 2007, la relación deuda sobre ebitda está controlada. Pero también porque «en un entorno de tipos cero, la deuda preocupa menos al mercado.Ahora los analistas miran más la caja», señala el profesor del IEB, Javier Santacruz.

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