Roubini: "En la economía mundial se ven pocas luces y las que hay se están apagando"

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Nouriel Roubini, profesor de Finanzas en la Universidad de Nueva York, cree que denominar a la situación económica global (dominada por un bajo crecimiento) como 'nueva mediocridad' o 'nueva normalidad' puede conducir a error, puesto que "no hay nada de normal ni de saludable en esta situación económica". Para Roubini no hay demasiados factores en los que confiar, y los que hay corren el riesgo de desaparecer.
El célebre economista argumenta que este nuevo marco económico tiene poco de bueno o normal puesto que "está incrementando la desigualdad y, en muchos países, impulsando reacciones populistas de izquierdas y derechas; un sentimiento contra el comercio, la globalización, la inmigración, la innovación tecnológica y las políticas orientadas a fomentar los mercados". 

El panorama es complejo

Roubini reconoce que "no hay soluciones políticas sencillas para resolver este dilema", no obstante, la política fiscal no se ha empleado todo lo bien que se pudiera haber hecho para que la situación no alcanzase un punto tan grave. Pero la obsesión por la austeridad ha reinado en países que tenían margen fiscal, lo que ha mermado posiblemente el crecimiento del PIB y la creación de empleo. 
"Los niveles de deuda son insostenibles y deben reducirse de una forma rápida y ordenada, para evitar una largo y prolongado proceso de desapalancamiento", que es en el que se encuentra inmerso a día de hoy medio globo terráqueo. Los agentes aumentan las tasas de ahorro, en detrimento del consumo, para pagar deudas. 
"Los mecanismos apropiados para reducir este exceso de deuda no están disponibles para la deuda soberana y son políticamente difíciles de implementar para los hogares, las empresas y las instituciones financieras", argumenta Roubini para justificar por qué no se han implementado quitas y reestructuraciones de deuda. 

Unas políticas equivocadas

La situación es compleja, un ciclo recesivo de la magnitud del presenciado durante la última crisis deja secuelas, "se reduce el crecimiento potencial, lo que puede incrementar aún más el ciclo, mientras que el gasto cae a la par que las expectativas se revisan a la baja". 
Esta situación se ha intensificado más si cabe tras utilizar las políticas equivocadas: "La mayoría de las economías avanzadas pusieron en marcha ajustes fiscales demasiado rápido, dejando a las políticas monetarias no convencionales como las únicas responsables de incentivar el crecimiento económico".
Como señala Roubini al comienzo de su texto, "no es de extrañar que el FMI y otros organismos hayan rebajado las previsiones de crecimiento mundial. En la economía global se ven pocas luces, y algunas se están apagando con rapidez".

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