Economistas en el mundo de los negocios: de la teoría a la "jungla" corporativa

¿Cuál es la diferencia entre un economista y un empresario? Que los economistas no tienen los pies sobre la tierra, mientras que los empresarios se suelen asentar firmemente en el suelo con los cuatro pies que tienen. El chiste alude a un prejuicio extendido: que los seguidores de la disciplina de Adam Smith y John Maynard Keynes son demasiado teóricos y tienen "poca calle" para lidiar con los rudimentos del día a día de los negocios. "Si tanto saben sobre lo que va a pasar con la economía, ¿por qué no son millonarios?", es otra provocación habitual contra este gremio.

"Algo de eso hay -opina Juan Carlos de Pablo, profesor de San Andrés y vecino de la página de al lado-. El economista promedio es un tipo de clase media, más asalariado que empresario, por lo cual en general no se explica bien la teoría de la empresa en los cursos de «micro» de la facultad." En su relevamiento de más de mil vidas de economistas, De Pablo encontró contadísimos casos de éxito en los negocios. "Keynes hizo mucha plata en la bolsa, para él y para el King's College, y lo mismo sucedió con David Ricardo. Laffer se dedicó a los negocios, Schumpeter fundió un banco, Samuelson ganó millones por derechos de autor y Pareto heredó una fortuna de su tío y no trabajó más", enumera.

En la Argentina, los CEO de empresas que recibieron educación de grado en economía se cuentan con los dedos de dos manos. Un caso llamativo -porque su perfil ejecutivo es todo lo contrario de lo que uno prejuzga en un economista- es el de Gabriel Cordo Miranda, el número uno de Peugeot Argentina. Cordo Miranda llegó a la cima de la empresa automotriz muy joven, a los 36 años (hoy tiene 41), y saltó a esa posición desde la gerencia de ventas, un área "de trinchera", con poco espacio para la teoría. "De la carrera de economía, me sirvieron mucho los conocimientos en matemática y estadística, que facilitan la «lectura» del negocio y ayudan a identificar variables relevantes con más facilidad -le cuenta el director general de Peugeot a LA NACION-. También me sirvió, en particular, la Teoría de los Juegos, que uso con frecuencia para buscar maximizar distintos escenarios de decisión, especialmente cuando es necesario arbitrar entre distintos intereses."

Ignacio Purcell Mena recomienda esta nota.

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